Selecciona tu barrio o ciudad

Busca aquí tus comercios

Nuestras calles (V): Diego Olivera Victorio

por N. Romero el 30/12/2018

A la mayoría de los vecinos de Villa de Vallecas no les sonará de nada. Sencillamente, su nombre no está en los grandes diccionarios de hombres ilustres, ni siquiera en la wikipedia... pero fue importante, y mucho, en nuestro barrio.

​En tiempos en los que la grandeza se mide por la fama, por el número de ceros en la cuenta corriente, por la aparición en los programas de telebasura, o por la longitud de los apellidos, es infrecuente encontrar rastros de aquellas personas que sí fueron realmente grandes. Sin hacer falta larguísimos títulos académicos, ni grandes descubrimientos científicos, ni haber luchado en una guerra... es posible merecer el reconocimiento de un barrio entero por el mérito de haber contribuido y dedicado esfuerzo, pasión y convicción a mejorar la sociedad.

Es el caso de Diego Olivera Victorio, que allá por los años 70, de extraordinaria dureza en Vallecas, tuvo la capacidad de ver el poder educativo y regenerador del deporte en un barrio tan necesitado y azotado por tantos problemas: droga, delincuencia, paro, marginalidad... Y no solo lo vio, sino que trabajó por conseguir desde su anonimato que la práctica del deporte sacara del pozo a muchos de aquellos jóvenes. Por convicción y esperanza.

Desde su posición totalmente altruista, generosa y anónima, fundó el Club de Atletismo de Villa de Vallecas, embrión de lo que hoy es Escuela Municipal; organizó carreras populares y logró involucrar en su visión a los comerciantes del barrio y a algunas entidades oficiales. Visionario, altruista, humilde (era "solo" un cartero extremeño llegado al barrio en los años 70)... pero importante, muy importante en la vida del barrio al enseñar a los jóvenes que el simple hecho de correr era una alternativa a todo lo negativo que les rodeaba. Un soñador de los que escasean y que han contribuido, desde su humilde posición, a construir una sociedad mejor, un mejor barrio, una mejor hornada de personas.

Se fue muy pronto, con tan solo 48 años. Dejó un importante legado y, sobre todo, un mensaje de esperanza y de aliento en los momentos más difíciles, aplicable en aquellos días y en nuestras vidas diarias. Quién sabe, quizá el deporte popular le debe tanto... 

Hemos de confesar que desconocíamos el calado de este personaje de nuestro callejero, y que nos ha emocionado lo poco que hemos leído sobre él. Las fuentes de información son casi nulas y brevísimas, por ello damos las gracias a TROFEO JOSÉ CANO, organizadores de la Carrera Popular de Canillejas, por poner a disposición pública su foto y algunas reseñas* sobre tan admirable persona.